RITUALES CEREMONIAS

Rituales y Ceremoniales Masónicos

MASONERÍA FEMENINA

 

 

1.- LA MUJER EN LA MASONERIA, REALIDAD Y PROSPECTIVA

2.- REALIDAD DE LA MASONERIA FEMENINA

Percival

A mis hijas
Martha Eugenia y Ana Laura
y a todas las mujeres que a lo largo de mi vida
me han dado la oportunidad de crecer.

Doncella, madre, sabia,
diosa, señora,
permite que tu triple gracia
envuelva nuestros espíritus
y concédenos una visión triple,
una verdad triple,
para que podamos alabar
el resplandor de la vida en tus modos de obrar.
Canta en nuestras mentes y espíritus.
Tráenos la canción…

(Fragmento del ritual pagano para la “fiesta de la musa”,
hoy de “Santa Cecilia”, 21- 22 de noviembre)

 

PROLOGO

La mujer constituye el 50% de la humanidad. En el mundo profano, a medida que la organización del tejido social ha evolucionado, la mujer ha ido ocupando cada vez mayores y mejores espacios, como partícipe y protagonista de la actividad económica, política, social y cultural de su comunidad, de su nación y del mundo.

Por el contrario, en lo esotérico, sobre todo desde la época del paradójicamente llamado Renacimiento ( 1.- Al respecto, ver: Fulcannelli, “El Misterio de las Catedrales”, Editorial Plaza y Janes, Barcelona, España, p. 81 y ss.), se ha visto limitada para ejercer e incrementar su potencial físico, mental y espiritual, hecho lamentable desde siempre, pero particularmente inadmisible en nuestro tiempo, justo en un momento en donde el ser humano, ante el materialismo y la descomposición de las tradiciones y estructuras filosóficas y morales, busca desesperadamente refugio en toda aquella institución o doctrina que le abra sus puertas, que le muestre aunque sea a lo lejos, una pequeña señal de luz y de esperanza trascendental.

En este contexto, tenemos que en el caso de la Francmasonería, curiosamente uno de los temas ésta guarda desde sus orígenes «Andersonianos» con el mayor recelo en el fondo de sus anales obscuros, es el de la Masonería femenina.

Y digo curiosamente, porque a pesar de que nació casi al mismo tiempo que la masculina, ha sido, sin embargo, víctima de un gran silencio de los dedicados a estudiar estos asuntos, sea esto posiblemente causado por desconocimiento del tema o por considerarlo un tabú que al develarse podría trastocar principios fundamentales de la organización, como el de Igualdad, arista indiscutible del triángulo democrático liberal.

Este oscurantismo, como todos los de su clase, hijo de la Ignorancia y la Intolerancia, ha provocado una gran laguna en los estudios masónicos, que hasta ahora no se ha querido, ni se ha sido capaz de llenar.

Hasta la fecha no se ha dado una justificación real y convincente al no reconocimiento formal de la mujer como elemento activo dentro de la Francmasonería. La principal causa de esto es un profundo desconocimiento del tema. La ausencia, entre otras cosas, de estudios históricos sobre la masonería femenina en México, ha impedido a los masones y masonas conocer y lo que es más, comprender, la realidad del trabajo que las mujeres progresistas de nuestro país han llevado a cabo en el ámbito masónico.

La ignorancia siempre engendra monstruos. En ciertos casos, es triste ver que en su error y podría decir, en su ingenuidad, algunos masones llegan a extremos tales como al desprecio, y adoptando una actitud que podríamos llamar «masónica-machista», consideran el tema de la masonería y la mujer cuando mucho como un tema de cafetín, pero en ningún caso digno de ser llevado una a reflexión y discusión profundas.

Por esta ocasión, me ocuparé de las dos primeras hipótesis, es decir, de la falta de conocimiento del tema por algunos y del problema de la igualdad, desechando desde luego la última por considerarla retrógrada, absurda e incompatible con la manera de pensar de muchos de nosotros.

Bajo esta tónica y recurriendo al ancestral método del Elohim, cabe preguntarse:

¿Cuándo y cómo surge la Masonería femenina y cuál ha sido su evolución al transcurrir del tiempo?

¿Cuál es su situación actual y cuál su posición en términos de legitimidad?

¿Cuáles son sus perspectivas hacia el futuro?

Más que tratar en este modesto ensayo de dar una respuesta completa a las interrogantes planteadas, mi finalidad primordial es -como se dice en la jerga masónica habitual- “sembrar la semilla de la duda filosófica” a efecto de que quienes se interesen, sobre todo las mujeres que creen en la masonería, que son las más directamente involucradas en este tópico y de quienes por desgracia todavía no hemos escuchado comentarios al respecto, profundicen y expongan sus ideas en trabajos posteriores sobre esta realidad, sobre esta preocupación de la libre masonería en el mundo actual, cuya definición dará sin duda un giro fundamental y contundente a los principios y fines perseguidos por la Orden desde su conformación como institución especulativa a partir de 1717, formalizada a partir de la promulgación de las Constituciones de Anderson en 1723.

Mi agradecimiento a los hermanos y hermanas que me apoyaron con sus comentarios y consejos, que me han sido de gran utilidad para afinar las ideas y objetivos de este ensayo, sobre todo a las CC:. SS:. Arianne Halle, Micha Clergeau y Michelle Bronnelle, quienes me introdujeron al tema cuando estuve residiendo en el Or:. de París, Francia, dándome la oportunidad de participar en los trabajos de sus logias y ofreciéndome un diagnóstico muy objetivo sobre el origen, evolución y perspectivas de la Mas:. femenina y mixta en su país; a Rosa María, mi hermana masónica y profana, y a María Cristina, mi hermana y compañera, quienes inspiraron la elaboración de este documento, al transmitirme su interés y preocupación sobre el tema, al motivarme a redactarlo y al apoyarme y colaborar en su realización, con el único propósito de impulsar el avance cualitativo de nuestra Orden.

Or:. de México, D. F.,
8 de marzo de 1991,
Día Internacional de la Mujer.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

I.-

Actividad masónica y práctica ritual masculina y femenina han coexistido desde siempre, a grado tal que si aplicáramos la hasta cierto punto fantasiosa versión de Anderson de que «los orígenes de la Orden se remontan a las épocas de Adán» (sic), entonces por fuerza y por justicia Eva tendría que ser la co estelar en el gran drama histórico de los acontecimientos masónicos.

Pero tratando de ser un poco más serios que él, diremos que desde la más remota antigüedad, la mujer jugaba un papel preponderante en la mística y la ritualística de la humanidad.

No obstante, al mismo tiempo habría que anotar que estas prácticas rituales, en todos los tiempos y en todas las culturas, siempre las han llevado por separado hombres y mujeres y han sido de muy distinta naturaleza, aunque complementaria, dadas las condiciones particulares y la conformación esotérica de cada una de las dos partes que integran el conglomerado humano

(2.- Ver Mikio Kushi “El Libro de la Macrobiótica. Op. Cit.). De ello, existe gran cantidad de testimonios claros e irrefutables, también de todas las épocas y en todas las culturas.

Ya en los tiempos de la masonería operativa, las mujeres participaban activamente en las fraternidades de talladores de piedra y de constructores. En efecto -y para sorpresa de muchos-, pueden verse nombres femeninos tanto en las listas de raya de las canteras como en las relaciones de asistencia de diversas «Logias», nombre con el que se designaba al pequeño local temporal destinado a la administración de las obras de construcción durante el tiempo que éstas duraban

(3.- Este término se utiliza en Francés en ese mismo sentido: LOGE.-frq. Laubja. Habitación en la planta baja, cerca de la entrada, donde vive el conserje. En un teatro: camerino (Pequeño Larousse). Dichos documentos se conservan actualmente en los archivos de la Gran Logia Femenina de Francia.

Sin embargo, en ningún escrito masónico primitivo u operativo medianamente difundido, desde el llamado Manuscrito Regio de 1390 hasta los expedidos ya bien entrado el siglo XVIII, se tocó el tema de la mujer. Debería de estudiarse con seriedad si esta situación fue debida al sobreentenderse en esas épocas que la masonería, aunque de composición mixta en su manifestación externa, es decir, en las tareas de construcción material de inmuebles, básica aunque no exclusivamente para fines religiosos, en su constitución interna u oculta, se conformaba sólo por hombres, escenario viable, si se tiene en consideración que durante ese período también existían organizaciones de carácter iniciático integradas exclusivamente por mujeres, como los conventos de Brígida e Hilda en Inglaterra y las órdenes de bordadoras de la Europa continental

(4.- Ver Une Loge Revele, “L’Initiation Femminine, Une Voie Exceptionnelle pour la Réalisation de la Femme D’Aujourd’hui”. Ed. Le Rocher, Jean-Paul Bernard, Êditeur. París, Francia, 1986).

Por otra parte, debe tenerse en cuenta que la conformación jurídica de la masonería especulativa tomó como sustento técnico el sistema anglosajón, denominado Common Law, donde la tradición o la costumbre, al contrario del sistema romano germánico, que da sustento a los Derechos de corte latino como el nuestro, se sobrepone a la norma escrita.

Por esta razón, más que buscar en esta última el sustento filosófico que justifique la legitimidad del origen especulativo de la masonería femenina, habría de escudriñarse en las tradiciones y costumbres de la época. Fundados en lo anterior, es posible ubicar su antecedente más directo en la época de las cortes de Luis XIV, cuyos miembros -hombres y mujeres- dedicaban buena parte de su tiempo a la práctica y el estudio de las artes ocultas.

Esta costumbre muy pronto pasó a convertirse en una moda aristocrática y como tal, en un toque de distinción para todo aquel que, perteneciendo ya no sólo a la cortesía, sino también a las élites de la creciente y cada vez más poderosa burguesía y de la milicia, se ocupara de pasatiempos tan misteriosos, secretos y chics como la lectura del Tarot, los círculos espiritistas, etc., de los que por supuesto no se excluía a las mujeres; más aún, eran precisamente ellas quienes participaban con mayor fervor y asiduidad, sea por su curiosidad innata o tal vez por contar con más tiempo disponible para dedicarlo a estas actividades.

Ahí están de ejemplo las Sociedades de Cagliostro y la llamada “Masonería Egipcia” que al parecer funciona aún en la actualidad.

II.-

La introducción de otros sectores de la sociedad en la vida cortesana y la «Anglomanía», ambas surgidas en Francia a partir de la muerte del Rey Sol en 1715 y consentidas desde entonces por Luis XV, tomaron cada vez más fuerza.

Por esta razón, la idea de la masonería especulativa inglesa fue recibida con beneplácito entre la burguesía francesa casi inmediatamente después de su nacimiento, surgiendo también con ella la inquietud de las mujeres de la nueva corte ciudadana por participar en las actividades de la flamante organización.

No obstante, las sentencias anti feministas del pastor Anderson fueron implacables, tal como lo demuestra uno de los postulados de sus Constituciones, publicadas en 1723:

«… Las personas admitidas como miembros de una Logia deben ser hombres de bien, leales, nacidos libres, de edad madura y circunspectos, ni siervos, ni mujeres, ni Hombres sin moralidad o de conducta escandalosa, sino de buena reputación…»

La rigidez de este enunciado no es más que el reflejo de la situación en la que en ese entonces se encontraba la mujer dentro de la sociedad inglesa, tradicionalista y cerrada o más ligeramente dicho, ortodoxa. Con esta prescripción, Anderson pretendía seguramente evitar el escándalo, el qué dirán de la sociedad, al saber que hombres y mujeres se encontraban recluidos por lapsos considerables, al refugio de los locales secretos, o más bien discretos, de las logias masónicas.

Otro factor digno de tomarse en cuenta es que en la Europa de ese entonces, la condición social de la mujer se encontraba en un plano de inferioridad respecto del status masculino. Sus actos se encontraban en gran medida supeditados a los del hombre, por lo que no podía considerársele como un ser libre en toda la extensión de la palabra.

La misma Ley civil le negaba el ejercicio de ciertos derechos y prerrogativas, otorgándole hasta cierto punto -y desde luego, guardando toda proporción- una calidad jurídica comparable a la de un esclavo o un incapaz. A pesar de ello, las mujeres no cesaron en su lucha por conseguir una condición equiparable a la del hombre, tanto en el mundo profano como en el masónico.
 

ORIGENES ESPECULATIVOS

I.-

Es difícil saber cómo hicieron en realidad las mujeres para ingresar a la masonería especulativa, sobre todo porque la documentación existente sobre las Logias de Adopción durante los siglos XVIII y XIX es escasa y en particular en nuestro país, prácticamente nula. Por los libros de actas de algunas logias masculinas de Francia, se sabe que los masones aceptaban en ciertos trabajos a las mujeres, situándose en algunos casos al margen de las propias leyes de la institución.

El escándalo que Anderson trató de evitar con las disposiciones de su Constitución en la cerrada sociedad de Inglaterra, se dio en Francia con rapidez vertiginosa. Como ya mencionamos, las prácticas cortesanas importadas por la aristocracia monárquico burguesa a los templos masónicos, condujeron en algunos casos la comisión de ciertos excesos que los sectores puritanos de la sociedad francesa de aquélla época pre revolucionaria veían con malos ojos, pues para ellos, la naciente organización, en lugar de procurar entre sus afiliados “el progreso en la Ciencia de la Virtud”, servía más bien de excelente parapeto a masones y masonas que, cobijados por la discreción de los templos, daban rienda suelta a sus pasiones libertinas.

Como es de imaginarse, esta situación ponía en riesgo más que a la masonería como institución, a los miembros de la aristocracia de la nueva corte que se encontraban en sus filas. A ella se le hizo frente adoptando básicamente dos estrategias:

En primer lugar, la vía de la expulsión para legitimarse al exterior ante la opinión pública, como lo demuestra el documento más antiguo en el que se reconoce de manera expresa la existencia de las logias femeninas, fechado el 11 de agosto de 1760 y en el que la Gran Logia de Maestros de París emite sentencia expulsando definitivamente de la Orden a un Venerable Maestro de apellido Fellon por haber abierto y auspiciado logias femeninas (caro pagó su Felonía).

En segundo término, la reconciliación al interior, a través del reconocimiento a las mujeres por parte del Gran Oriente de Francia, basado «en la necesidad de tomarlas en cuenta dentro de la masonería especulativa, pero de una manera racional y organizada».

Este reconocimiento fue oficializado en 1774, cuando se excluye por fin a las mujeres de los talleres masculinos al crear las llamadas Logias de Adopción, también llamado “Masonería de Damas” cuya organización y funcionamiento se estableció por esa Gran Logia, que determinó su estructura litúrgica en 4 grados (aprendiz, compañera, maestra y maestra perfecta), llenando sus rituales de textos bíblicos y fijando como requisitos de cumplimiento indispensable para el desarrollo regular de sus trabajos:

1. Funcionar siempre bajo los auspicios de una Logia masculina;
2. Que sus luces fueran forzosamente maestros masones; y
3. Ser necesariamente parientes de masones para poder ser admitidas.

A partir de ese momento, comenzó la proliferación de Logias de Adopción, presidida por la Duquesa de Borbón, prima del Rey y madre del duque de Enghien y a la sazón, amiga cercana de Voltaire. Dentro de las más connotadas, resalta la logia “Candeur”, donde fuera iniciada la esposa del famoso pensador Helvetius, reconocida como una mujer muy culta y de espíritu abierto, al igual que la princesa Lamballe y la duquesa de Chartres cuyo marido “Phillipe Egalité”, fuera gran maestre de la Orden.

A pesar de que los talleres de adopción fueron aceptados, en realidad los masones los consideraban más bien como reuniones de distracción y recreo que una logia masculina podía permitirse después de haber trabajado, digamos “en serio”, a fin de relajarse un rato y compartir con sus seres queridos del sexo opuesto (1.- Es muy seguro que la parte del juramento de ap:. en el que se hace referencia a las mujeres, date de esta época.9, actividades de interés científico, artístico, cultural y de recreación.

Así lo demuestra un documento fechado en 1779, procedente de la famosa Logia de las Nueve Hermanas, donde fuera iniciado Voltaire, un año antes de su muerte. Se trata de una orden del día, cuyo contenido es el siguiente:

· “15 Hrs.: Tenida Masónica, a la que asistirán exclusivamente los hermanos;
· 17 Hrs.: Introducción de las damas y Tenida de Adopción con iniciación de una candidata;
· Lectura de diferentes fragmentos de elocuencia y de poesía;
· Concierto y banquete con música militar;
· Baile.”

No obstante los esfuerzos por darle orden a la participación femenina dentro de la Orden, la imagen negativa que de la institución se había formado la opinión pública no dejó de pesar sobre las espaldas de sus autoridades. Se pensó entonces en darle un nuevo giro al objeto de los trabajos de la masonería adoptiva, incluyendo en sus principios las ideas de Virtud y de Solidaridad hacia los desvalidos, que a partir de ese momento se erigieron en ejes de la actividad de las masonas.

De esta forma, se reestructuran las funciones del cargo de Hospitalario u Hôtesse, en francés (2.- HÔTESSE: fem. de Hôte, anfitrión, recepcionista. Quien recibe (Pequeño Larousse).), circulándose a partir de entonces el Saco que en la terminología de la Orden aún se llama de Beneficencia.

Las masonas adoptivas se encargarán de realizar tareas de apoyo a la comunidad masónica, otorgando recompensas por actos de valor y de fidelidad a la causa, becando a los hijos de masones venidos a menos, dando dotes a las muchachas casaderas que no contaran con recursos, etc.

Al conjunto de todas estas actividades se le llamó Filantropía Activa o sea, «la aplicación objetiva del amor a la humanidad por razones filosóficas», concepto muy acorde al pensamiento liberal burgués que imperaba en esos tiempos y pretexto retórico más que suficiente para justificar la actividad masónica femenina ante la naciente sociedad civil.

A partir de ese momento, el radio de acción de la masonería femenina se iría extendiendo poco a poco hacia el mundo profano: nacen los hospitales de patrocinio masónico, que compiten con los de las órdenes religiosas femeninas; comienzan a desarrollarse actividades de asistencia pública, como la ayuda a los indigentes, a los niños extraviados, etc (3.- Secuelas de esta clase de actividades femeninas en estos campos, las podemos ver en ciertas tareas de las Primeras Damas de países que, como el nuestro, recibieron esa influencia del sistema norteamericano).

II.-

A pesar de las importantes tareas que realizaban y de la notoria reivindicación de su imagen ante la sociedad, la actividad masónica femenina permaneció relegada a un segundo término.

Los esfuerzos de algunos masones como Condorcet o la propia Olimpia de Gouges por incitar a la ciudadanía a revalorizar el lugar vital que en ella ocupaba la mujer fueron vanos, pues todo siguió como hasta entonces. Hubo masonas que ante tal situación, llegaron a adoptar posiciones radicales, según consta en el ritual de una orden femenina llamada «La Amazonia Inglesa», que establecía la prescripción de

“… sacudirse el yugo de los hombres y mirar como tiranos a aquéllos que rehusen someterse a sus designios, porque es naturalmente vergonzoso para las mujeres obedecer a quienes ellas han traído al mundo, amamantado y criado…”,

posición feminista en efecto, pero que de alguna manera refleja la gran inconformidad de las mujeres contra el estado de cosas prevaleciente en aquella época.

III.-

Sólo para darse una idea de la fuerza que tomó la masonería femenina hasta momentos antes de que diera comienzo la Revolución Francesa, tanto en el Gran Oriente como en la Gran Logia de Francia las Logias de Adopción existentes contaban en conjunto con unos setecientos talleres. Sin perjuicio de que el criterio de selección era cada vez más estricto, aún más que el de los hombres, la cantidad de sus afiliadas no dejaba de aumentar, estimándose que llegó un momento en que un 80% de las mujeres que pertenecían al Jet-Set de aquellos tiempos, estaba dentro de la Orden.

Al llegar la Revolución a Francia, la masonería femenina suspendió sus trabajos, reanudándolos bajo los auspicios del Imperio Napoleónico. La misma Josefina, iniciada antes de la Revolución, fue Venerable Maestra de la logia Santa Catarina.

En aquellos días, las logias masónicas y de adopción eran los centros del Glamourdeslumbrante, donde se daban cita los grandes personajes de la alta sociedad. Podría decirse que la Masonería llegó a ser algo así como la Corte Civil del Imperio Napoleónico y como tal, se fue debilitando junto con él, hasta que, para salvarse de la extinción durante el exilio del Corzo en Santa Elena, los masones decidieron acabar entre otras cosas, con la masonería de adopción.

En 1819, las logias italianas abren sus puertas a la participación femenina en adopción.

En 1848, durante la crisis preliminar al Segundo Imperio, la masonería masculina se desintegra de nueva cuenta, a fin de evitar la cacería de brujas. Surge entonces un movimiento feminista fuertemente apoyado por la masonería, tal vez con el fin de liberar de alguna suerte la presión que seguían ejerciendo las mujeres, frente a la reticencia de las autoridades de facto de la Orden para permitir su participación.

En 1860, el masón y abogado Riche Gordon, concibe un proyecto para democratizarla institución, poniéndola al alcance de todos al fundar la Orden «El Templo de las Familias», cuyo objeto principal era combatir la situación social tan difícil que prevalecía en esos momentos, instruyendo a la pareja en el conocimiento de la vida, del trabajo y de la educación moral de los hijos.

En 1871, el Gran Oriente de Francia se plantea de nuevo la cuestión de la admisión del sector femenino. Paralelamente, debido a la influencia de la Primera República, resurge en España la masonería y con ella, la de adopción. Entre las logias femeninas más importantes están “Las Hijas de la Regeneración” de Cádiz; “Las Hijas de los Pobres” de Madrid; y “Las Hijas de la Unión n° 5” de Valencia.

En 1882, el movimiento feminista en Francia iba cobrando auge. En ese momento, la logia “Los Libre Pensadores” de Pecq, comunidad cercana a París, decide iniciar a una mujer: María Deraisme, conocida periodista y feminista, lo que causó un gran revuelo en los círculos sociales y masónicos de la época, tanto, que los dirigentes de ese taller tuvieron que dar marcha atrás so pena de perder la carta patente.

En 1893, en un clima de lucha política en favor de los derechos de la mujer, Deraismes, distinguida por su pluma de perfil progresista, decepcionada por su expulsión de “Los Libre Pensadores” y en respuesta al rechazo total de las distintas obediencias a abrir sus puertas a las mujeres, funda en colaboración con el H:. George Martin la Orden mixta “El Derecho Humano”, cuyos principios basados en el escocismo no sólo tendían a reivindicar los derechos de la mujer, sino que además pugnaban por el restablecimiento de la República y por la separación de la Iglesia y el Estado.

Al paso del tiempo sus relaciones con otras obediencias fueron difíciles, pues como hemos dicho, éstas siempre se negaron a reconocerla como una organización auténticamente masónica. Más aún, el Gran Oriente de Francia hizo renacer la masonería femenina a principios de este siglo, a partir de 1907, en logias como “La Nueva Jerusalén”, fundamentalmente con la intención de crear un contrapeso que atenuara los efectos de la actividad de esta obediencia mixta.

De tal suerte, las Logias de Adopción fueron de nuevo aceptadas oficialmente en Francia a principios de los años 20, gozando de una libertad de acción sin precedentes. Esta actitud provocó un grave deterioro de las relaciones del Gran Oriente frente a sus homólogos extranjeros de tradición anglosajona y como ya vimos, ortodoxa, cuestión delicada si tenemos en cuenta la situación de pre guerra prevaleciente en Europa en aquellos años.

En consecuencia, el Gr:. Or:. de Francia decidió acabar otra vez con los talleres femeninos, pero a diferencia de las ocasiones anteriores, esta vez las mujeres tomarían la iniciativa y se reagruparían en una organización llamada «Unión Femenina de Francia.»

Por su parte, los altos cuerpos de las Obediencias masónicas de Portugal, Argentina, Cuba, Brasil y otros países establecieron logias adoptivas.

Mientras tanto, desaparecen las logias de España, a causa de la dictadura de José Antonio Primo de Rivera, restableciéndose poco después en Barcelona y Madrid, al instaurarse la efímera Segunda República.

El 8 de julio de 1936 se lleva a cabo el Congreso de Logias de Adopción, bajo la presidencia del Gran Maestro de la Gran Logia de Francia y se crea una Gran Secretaría especializada en sus asuntos. A finales de ese año se nombra a una Presidente encargada entre otras cosas de dirigir los eventuales trabajos colectivos de las logias femeninas.
 

LA MASONERIA FEMENINA EN LA ACTUALIDAD

I.-

Durante la segunda guerra mundial, el fascismo propició la desaparición de la masonería en Europa continental. Se destruyeron los templos, se persiguió sin tregua y exterminó a todo aquel o aquella que fuera un simple sospechoso de pertenecer a la Orden. En Francia, los trabajos se suspendieron bajo el yugo del General Petain (1.- Recordamos tragedias como la de Vichy, capital de la Francia Nazi, donde cientos de hermanos y hermanas fueron perseguidos y ejecutados por las fuerzas fascistas, que consideraban a la masonería como un engendro de la obtusa mentalidad judía.), reanudándose hasta la liberación.

De esta manera, en octubre de 1945; la Gran Logia de Francia autoriza la creación de La Unión Masónica Femenina de Francia. Sin embargo, el rechazo a la participación femenina en los asuntos masónicos volvió a ser generalizado en todos los orientes masculinos.

Siete años después, en 1952, se fundó la Unión se transforma en Gran Logia Femenina de Francia, que desde entonces goza de gran independencia y autonomía respecto de las demás potencias masónicas, libre ya del caduco rito de adopción, al sustituirlo por el Escocés Antiguo y Aceptado. Cabe mencionar que en la actualidad esta obediencia es la más discreta de todas las que trabajan en Francia, pese a los esfuerzos del G:. O:. F:. por dar a conocer a la opinión pública los nombres de sus dirigentes, el objeto de sus trabajos, etc., lo que más bien les ha servido para hacerles publicidad, pues la organización ha crecido a un ritmo espectacular, ya que de nueve logias con las que contaba en sus orígenes, ha pasado a sumar 167 afiliadas, de las cuales una buena cantidad trabajan en otros países.

Hay que decir que este crecimiento constante se debe en buena medida a su Comité de Enlace e Información de la Masonería Femenina, organismo dependiente directo del Alto Cuerpo y caracterizado por su dinamismo y eficiencia.

Esta Obediencia tiene como postulado básico la idea de que al trabajar sólo entre ellas, no se trata de aislarse, sino que para poder estudiar todos los problemas propios de su género y llegar a los más profundo de sí mismas, deben trabajar sólo entre mujeres, aunque pueden reunirse con los hombres para abordar problemas comunes en un marco de absoluta igualdad.

Sin embargo, a decir de algunas masonas que trabajan en obediencias mixtas, su ideología se inclina hacia el feminismo, lo que la hace situarse ante la opinión pública masónica y profana en una posición radical o extremista, que redunda lógicamente en su imagen externa.

En otra ocasión nos ocuparemos de la Masonería mixta en especial, pero por el momento diremos solamente que la gran mayoría de las masonas con las que pudimos conversar en Francia, concuerdan en que para ellas es mejor pertenecer, por ejemplo, a la Gran Logia Mixta, ya que es más equilibrada en sus juicios, más democrática y tolerante en su acción y más enriquecedora en lo intelectual, ya que permite la complementación y el intercambio de ideas entre Hermanos y Hermanas, cosa que les resultaría imposible de estar afiliadas a la masonería exclusivamente femenina.

En España, a la muerte del dictador Franco, comienza el renacimiento de la Francmasonería y con ella, nuevamente la participación femenina, tanto en el Gran Oriente de España, como con logias auspiciadas básicamente por la Gran Logia femenina de Francia en las ciudades de Barcelona y Madrid, creándose además la Obediencia “Derecho Mixto e Internacional”.

En nuestros días, existe gran cantidad de Obediencias que trabajan regularmente y con mayor o menor seriedad, bajo la forma de logias de adopción, logias mixtas u organizaciones paramasónicas (2.- Existen Logias como “Las Hijas del Nilo” y “Las Hijas del Arcoiris” que al parecer se preocupan más por la extravagancia de su vestimenta que por las cuestiones iniciáticas), con dependencia de sus respectivos Grandes Orientes masculinos, a excepción de algunas realmente independientes, como las Grandes Logias Femeninas de Francia, Bélgica, Austria, e Italia y “Alma Mexicana, en México.

Un paréntesis para la Masonería Femenina Mexicana

En México, la historia de la masonería femenina se encuentra sepultada en la más profunda de las obscuridades. Entre el velo nebuloso del tiempo, recordamos acaso a distinguidas hermanas como Josefa Ortíz de Domínguez y Leona Vicario, sobre cuya participación en el seno de nuestra Institución no sabemos prácticamente nada.

Dentro de la época contemporánea, la constitución de la Logia Femenina “Alma Mexicana”, Núm:. 9 es impulsada a partir de 1935 por hermanos de la Logia “Reforma”, Núm:. 5, Jurisdiccionada a la Gr:. Log:. Unida de México, adhiriéndose en 1945 al Rito Nacional Mexicano, siendo reconocida oficialmente y expidiéndole su carta patente en 1958. Siete años después, en 1965, decide separarse de ese Rito y trabajar de manera independiente, adoptando el Escocés Antiguo y Aceptado.

El 24 de mayo de 1975, surge a la Luz la R:. L:. S:. “Leona Vicario”, Núm:. 17 en el Or:. de Cd. Acuña, logia pionera bajo los auspicios de la Gr:. Log:. Unida “Alma Mexicana”.

El 30 de marzo de 1977 la R:. L:. S:. femenina “Teoyocihuatl”, Núm:. 21 levanta columnas, entregándole su Carta Patente el 12 de abril de 1978 la Gran Logia Unida “Alma Mexicana”.

El 15 de octubre de 1978, tras una crisis de acuerdos internos, se separa de la jurisdicción de “Alma Mexicana” trabajando de manera independiente, aliándose con “Leona Vicario” 17 de esa misma jurisdicción, con lo que se constituye el 24 de febrero de 1980 la Gr: Log:. Femenina “Teoyocihuatl”, recibiendo el reconocimiento de la Muy Resp:. Gr:. Log:. “Valle de México” Este Gran Oriente cuenta en la actualidad con 13 Logias jurisdiccionadas, de las cuales 12 son simbólicas (8 en varias entidades del país y 4 en el D. F., estando en proceso de creación una más) y una es capitular, desarrollando sus trabajos en la capital del país.

PERSPECTIVAS

I.-

En estos momentos en los que se gesta la nueva cara del mundo, resulta por demás difícil especular sobre las perspectivas mismas de la humanidad. La velocidad de transformación de los esquemas políticos, económicos y sociales rebasa la capacidad de análisis de la mente más ágil. En este contexto, es lógico pensar en el grado de dificultad al que nos enfrentaríamos al pretender llevar nuestra reflexión hacia pronosticar el futuro de una organización como la masonería femenina. No obstante y de acuerdo a esta misma dinámica mundial, que nos obliga hoy más que nunca a actuar de manera rápida y eficaz, es factible vislumbrar algunas líneas generales sobre las que se debería poner el acento para evitar caer en la caducidad de la institución masónica femenil, que -como la historia sabiamente nos lo señala- podría conducirla inevitable y tristemente a una nueva y tal vez definitiva consunción:

a) Primero que nada, debe distinguirse entre los aspectos exotérico y el esotérico de la masonería femenina. En el primero, la mujer participa cada vez más en las actividades sociales, eso es indudable, pero en el segundo la mujer masona se encuentra encerrada en su propio laberinto al conformarse con copiar en un burdo acto mimético, la actividad ritual e iniciática masculina.

Como institución, por su dependencia permanente de la masonería masculina hasta fines de los años 50, la masonería femenina no ha contado con principios y objetivos propios, por lo que su existencia o desaparición se han visto directamente relacionados con las situaciones de auge o crisis de la primera, independientemente de que pudieran llegar a trabajar con cierto nivel de eficiencia.

En el ámbito social, existen actividades y aún responsabilidades que pueden realizar indistintamente hombres y mujeres. Pero hay otras en las que la mujer, por su propia condición, puede participar incluso con un impacto mucho mayor que el que podrían lograr los hombres.

Como escuela filosófica e iniciática, las fuentes de sabiduría de donde podrían extraerse los elementos constitutivos del alma verdadera de la masonería femenina permanecen aún vírgenes.

Lamentablemente, las mujeres, tal vez por comodidad o por falta de acuerdos para la unidad de acción, han preferido adoptar los modelos masculinos en vez de buscar su propia identidad institucional e iniciática, cosa que a mi modo de ver constituye el obstáculo más importante para el desarrollo de la Real, Libre y Legítima masonería femenina. Mientras no se logre avanzar en este aspecto, usando la metáfora bíblica, la semilla no morirá.

La oposición de algunos masones -cuando menos de los más inteligentes y doctos- no es hacia la participación de la mujer en la Orden, sino a que ésta se haga bajo los principios masculinos.

Las mujeres tienen derecho a acceder al conocimiento universal y a la práctica efectiva de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad masónicas. Pero ¿conviene que lo hagan bajo los preceptos del simbolismo y el conocimiento hermético masculino?

El derecho de los masones a no admitir en sus logias más que a hombres no es excluyente del derecho de las mujeres a buscar y estructurar su propia ley, doctrina y liturgia masónicas.

No se trata de considerar a la mujer como un ser infrahumano (1.- María de Letre. “La Masonería y la Mujer”. Editorial Herbasa, México, D. F., p.10.), sino al contrario, como una parte fundamental e indispensable de la humanidad que, dada su naturaleza -física y metafísica- simplemente debe tratarse de manera distinta a su complementaria masculina, a fin de conocer y comprender con objetividad su Real Esencia.

En lo exotérico, todo lo puede ser y hacer la mujer, como protagonista tanto en la vida política, económica, social y cultural de su comunidad, como en su calidad de Columna básica de la vida familiar, en donde su participación, a diferencia de lo que piensan algunos -y algunas-, está más que lejos de considerarse “un estéril lastre para el masón militante” (2.- Ref. “Incorporación de la Mujer en la Actividad Masónica”, ponencia presentada por la delegación Valle de México en el XII Congreso Masónico Nacional, celebrado en marzo de 1967 y leída por José Mª Carbojosa. De. Herbasa).

En lo esotérico, hay cosas que sólo la mujer puede ser y hacer. La mitología femenina universal, el rito lunar, la anatomía oculta femenina, el protagonismo femenino en los textos sagrados, el conocimiento del polo complementario, son sólo escasas muestras de la tela de donde se podría cortar.

b) A raíz de la aparente disminución actual del peso específico de la Francmasonería institucional masculina en tanto que vanguardia ideológica de eso que se denomina sociedad civil, se plantea de nueva cuenta el problema de la supervivencia de la masonería de las mujeres, sobre todo y por desgracia en algunos casos -como ya dijimos-, por su tendencia feminista radical.

Es evidente que en nuestros días, las posiciones extremistas, las actitudes catastrofistas, sectarias y excluyentes, están condenadas a desaparecer. Es por eso que si la masonería femenina, al igual que la masculina, desea ocupar un lugar digno como tripulante del barco de la modernidad, necesita primero que nada equilibrar sus posiciones, abrirse al diálogo y permitir su actualización, deshaciéndose de lo innecesario y tomando en cuenta las nuevas opciones y los nuevos retos que ofrece el siglo XXI. Si lo hace, todos triunfaremos.

c) El fondo es inmutable; la forma es la que se debe transformar. Coincidimos con la Hermana De Letre (3.- María de Letre, op. cit., p. 22) en que “la actualidad, las realidades sociales, el bálsamo espiritual y moral que la ideología masónica ha de aplicar en los dolores y males humanos, han de hacerse con las manos fraternas de hombres y mujeres”. Es el momento de analizar nuestros principios y fines para hacerlos más acordes a las necesidades de la vida actual, garantizando al mismo tiempo la pervivencia de la Orden al proyectarlos a futuro.

No obstante, disentimos de ella al considerar que la dualidad humana no la van a lograr las mujeres con la adopción de la masonería masculina, ni los hombres rechazando por sistema la actividad de las mujeres en la Orden. Hombres y mujeres tienen papeles importantísimos que desarrollar para llevar al terreno de los hechos los principios y fines de nuestra augusta institución, ofreciendo alternativas de solución viables, posibles y concretas, a muchas de las demandas que surgen actualmente en la familia, en la sociedad, en la nación y en el mundo.

Una vez que la masonería femenina encuentre como Colegio Iniciático su Esencia Real, deberá como Institución de la Sociedad Civil, adecuar sus estrategias de impacto social a las diversas realidades que se viven y se exigen actualmente. Esta doble recomposición esotérica y exotérica es la única manera que la masonería -masculina y femenina- tiene para garantizar su desarrollo y permanencia.

II.-

En el Tercer Mundo, la necesidad de Renovarse o Morir es igualmente imperiosa que en las otras regiones del planeta, donde el cambio ya ha comenzado; o tal vez más urgente que en aquellas, pues en su caso se corre el peligro de caer en las garras de neocolonialismo, que como fiera hambrienta, se agazapa detrás de los frondosos matorrales de la doctrina neoliberal.

Es necesario reflexionar sobre el papel que al respecto la masonería femenina ha jugado, juega y jugará en nuestro país en particular y en Latinoamérica en general. Con tristeza reconocemos que la información con la que se cuenta en la materia es nula, pero ya va siendo hora de descorrer el velo que se extiende ante esta realidad, cuyo conocimiento ayudaría incluso a la propia evolución de la masonería masculina.

No sobra decir que esta responsabilidad recae sobre todos los miembros de la Orden, pero el peso se encuentra en mayor medida sobre las espaldas de las masonas, quienes tienen la gran misión ante ellas, ante los demás y ante el G:. A:. D:. U:. de conocerse a sí mismas y de dar a conocer de dónde vienen, quiénes son y a dónde van.

 

LAS CONTRADICCIONES DE LA “IGUALDAD” MASONICA
 

La Masonería tiene como uno de sus principios morales fundamentales el respeto en primera instancia, a las Leyes del País. En este sentido, debemos recordar que la Constitución Política de nuestra República, proclama en su artículo 4º la igualdad del hombre y la mujer, postulado que rebasando la calidad de simple enunciado deontológico, garantiza la reciprocidad de oportunidades, derechos, obligaciones y responsabilidades del hombre y la mujer ante su familia, su sociedad, su nación y el mundo.

Sin embargo, de nadie es ignorado que las condiciones de la masonería femenina distan de ser igualitarias respecto de las que prevalecen en el seno de la masonería masculina. Los ejemplos vigentes en el ámbito jurídico, administrativo, político, etc., sobran. ¿Porqué los hombres sí pueden visitar una logia femenina y una mujer no puede asistir a trabajos de una logia masculina? Este es un ejemplo de las grandes contradicciones que la masonería tendrá que resolver forzosamente a estas alturas del siglo XX, pero en todo caso la parte fundamental del trabajo debe estar a cargo de nuestras hermanas.

Desde nuestro particular punto de vista, reconocer a la masonería femenina como Institución de la sociedad civil no tiene mayor problema. Esto puede lograrse en muy corto plazo, siempre y cuando entre las masonas se llegue a acuerdos democráticos y serenos sobre la estructura, organización, funcionamiento, principios y fines de sus correspondientes agrupaciones. Hay que tomar en cuenta que en nuestro país existen varias masonerías femeninas y que la opinión de todas es igualmente importante. Paralelamente, habría que pensar en la celebración de reuniones entre ellas, a fin de que, al margen de protagonismos estériles, que en muchos casos provocan divisiones, traten de reflexionar y conseguir acuerdos que puedan ser benéficos para todas y que tal vez puedan tender a la conformación de una verdadera potencia masónica institucional.

Muchos hombres y mujeres han luchado por la masonería femenina, levantando sus voces y demostrando con hechos, ante la cerrazón de las instituciones conservadoras, masónicas y profanas, su importancia como organización. Frente a la intolerancia, dentro y fuera de los templos, han triunfado con palabras y con hechos.

Pero a la par de su reconocimiento oficial por parte de la masonería masculina, que les daría la por siempre deseada legalidad, tanto o más importante resultaría que los masones y masonas de hoy, sin discriminaciones anacrónicas, trabajaran para conseguir el reconocimiento de la legitimidad de la masonería femenina, no sólo al interior de la Orden, sino también -y fundamentalmente- ante la sociedad civil, que es quien al final de cuentas garantiza la pervivencia de las instituciones, dependiendo de su utilidad y eficacia como parte integradora y transformadora del tejido social.

No basta decir que algunos preceptos contenidos en los Landmarks (Recordemos que los verdaderos Landmarks son reglas de derecho no escrito, y que por tal motivo no tienen por qué coincidir forzosamente con los escritos y difundidos por Anderson, que por un desafortunado defecto de transposición de sistemas jurídicos, se han tomado como Ley en países como el nuestro) deben desecharse porque han caído en desuso. Esto puede constituir un argumento ligero y hasta irresponsable, dado que esa supuesta caducidad puede deberse a la vulgarización del rito, más que al avance social o al simple paso del tiempo. No apartemos de nuestras mentes -no nos cansaremos de decirlo- que una cosa es la masonería como institución de la sociedad civil y otra la masonería como escuela iniciática.

Hay razones esotéricas de peso por las cuales no existen en el catolicismo, por ejemplo, ministros de culto minusválidos o del sexo femenino. La condición de los homosexuales -hombres y mujeres- dentro de la Orden es otro tópico relacionado y digno de reflexión. Es cierto también que en las diferentes culturas de nuestro mundo han surgido nuevas formas de esclavitud, tal vez más crueles que las que existían antes de la revolución liberal. En este sentido, la masonería de hoy no debe ser considerada elitista en estricto sentido, sino poseedora de rigurosos criterios de selectividad moral y material para el ingreso de sus miembros, que garanticen su pervivencia de carácter igualmente material y moral. Sin embargo, de todo esto no nos corresponde hablar en el presente documento.

A todos nos queda claro que, como éstos, existen muchos otros puntos de interés sobre la masonería femenina que tendrán que seguir siendo abordados, a fin de poder darle junto a su similar masculina y porqué no, junto a la mixta, la dimensión que necesitan para proyectarse unidas hacia el futuro, de una forma moderna y racional. De ahí la necesidad de profundizar en el tema y enriquecer el acervo de conocimientos y reflexiones sobre el mismo.

Queda abierta la invitación…

…y el reto.
 

BIBLIOGRAFIA
 

Fulcannelli, “El Misterio de las Catedrales”, Editorial Plaza y Janes, Barcelona, España.

Mikio Kushi “El Libro de la Macrobiótica. El camino universal de la salud y la felicidad”. East-West Foundation, Miami, Florida, USA. 2ª edición en español. Mzo, 1980.

Diccionario “Pequeño Larousse” Francés-Español, Edición 1990, México.

Héptagone, «Une Loge Révéle: L’Initiation Femminine, Une Voie Exceptionnelle pour la Réalisation de la Femme D’Aujourd’hui». Ed. Le Rocher, Jean-Paul Bernard, Êditeur. París, Francia, 1986.

María de Lêttre. “La Masonería y la Mujer”. Editorial Herbasa, México, D. F.

Incorporación de la Mujer en la Actividad Masónica”, ponencia presentada por la delegación Valle de México en el XII Congreso Masónico Nacional, celebrado en Pachuca Hidalgo, en marzo de 1967 y leída por José Mª Carbojosa. Ed. Herbasa.

Gisèle et Yves Hivert-Messeca, «Coment la Franc-maconnerie Vint aux Femmes (deux siécles de Franc-Maconnerie d’adoption Féminine et Mixte en France 1740 – 1940)». Ed. Devry, Paris, 1997.

Enciclopedia Notre Histoire, No. 66, Numéro Spécial: “La Franc Maçonnérie. Publications Historiques, París, Francia, 1990.

 

La Masonería para el Siglo XXI

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